Alguien pregunta a un maestro anciano:
¿Cómo haces tú cuando ayudas a otros? Muchas veces vienen a verte personas, pidiéndote consejo en asuntos de los que sólo sabes poco. Pero después se encuentran mejor.
El maestro le dice:
No depende del saber que uno se pare en el camino y no quiera seguir adelante. Porque busca seguridad donde se pide valor, y libertad donde la verdad ya no le deja elección. Y así va dando vueltas. El maestro, sin embargo, resiste al pretexto y a la apariencia. Busca el centro, y allí recogido espera -como uno que extiende las velas ante el viento-, si acaso le alcanza una palabra eficaz. El otro, al acercarse a él, lo encuentra allí donde él mismo tiene que llegar, y la respuesta es para ambos. Ambos son oyentes.
Y aún añade:
El centro se distingue por su levedad.
El centro se distingue por su levedad -cuando se le deja el tiempo de vibrar-.
La levedad resulta de la concordancia con el centro.
Bert Hellinger
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